Un grupo de investigadores de diversos laboratorios y equipos de trabajo informales de la Universidad de Buenos Aires que venían estudiando diferentes aspectos disciplinarios sobre una temática común, decidieron agruparse para formar una unidad ejecutora de doble dependencia. El tema común que los unía era el conocimiento de la evolución de los Andes en su más amplio sentido, tanto del punto de vista estrictamente geológico, como el del estudio de su registro fósil, además de la evaluación y monitoreo de los riesgos asociados a su actividad volcánica y tectónica presente. Los investigadores que aunaron esfuerzos alrededor de esta temática, tenían conciencia de la sinergia que produciría encarar el problema en forma multidisciplinaria, teniendo como premisa que el estudio de su evolución pasada, daría las bases para una mejor comprehensión de los procesos actuales que controlan su actividad.

Una de las motivaciones principales para su formación fue que hasta ese momento los esfuerzos para el estudio de los Andes eran aislados, realizados por grupos de geólogos y biólogos, sin estructura de coordinación alguna. Los estudios andinos en forma institucional eran un área de vacancia, no sólo en nuestro país sino en el resto del continente sudamericano. Este hecho marcaba un fuerte contraste con la existencia de instituciones para el estudio de los Andes generadas en Francia, Alemania, y en varias universidades de Estados Unidos.

Los Andes son la única cadena montañosa activa formada en un margen continental de amplias dimensiones. Este hecho ha atraído y atrae la atención científica de investigadores de todo el mundo sobre el margen pacífico de América del Sur, que ven en nuestra cordillera un laboratorio experimental para conocer los procesos que llevan a la formación de montañas. Es por ello que su estudio tiene un valor universal para el avance de las Ciencias de la Tierra. Sus investigadores aportando a su comprensión permiten hacer avanzar la frontera del conocimiento en estas ciencias.

Los objetivos del Instituto están dirigidos a entender la formación de la Cordillera de los Andes y su relación con los desplazamientos de la placa Sudamericana, aprovechando este privilegiado laboratorio experimental, de una de las zonas montañosas relacionadas a subducción de corteza oceánica más activa y mejor desarrollada del mundo. Esta prerrogativa que tiene nuestro país compartido con otros países andinos, es una ventaja comparativa importante cuando se trata de analizar los sistemas orogénicos, los procesos de formación de montañas y su evolución paleogeográfica a través del tiempo. Este conocimiento no es sólo de valor académico, sino que la comprehensión de los mismos es una importante guía para la exploración de recursos naturales no renovables, como los hidrocarburos y los mineros. A su vez el conocimiento de estos procesos es de importancia vital en la evaluación de riesgos geológicos, en especial los sismotectónicos y los peligros volcánicos y, en menor escala, los kársticos en la Cordillera de los Andes y su zona de influencia.

El estudio de los Andes no es posible sin un contexto temporal y regional acotados. Para ello es de vital importancia para el conocimiento de la evolución de los Andes el estudio de las asociaciones fósiles contenidas en las secuencias que caracterizan esta cadena montañosa. La información obtenida desde el estudio de los organismos fósiles es particularmente relevante para poder establecer una secuencia temporal de eventos, por ejemplo en secuencias fuertemente afectadas por procesos tectónicos, como así también en el reconocimiento de los paleoambientes de depositación, la correlación de áreas disyuntas y relaciones paleogeográficas, o también poder discriminar entre controles climáticos y tectónicos que afectaron la sedimentación. El estudio de los carbonatos de plataformas y rampas  y su cicloestratigrafía, permiten reconocer a través de análisis detallados su evolución paleomabiental además de aportar precisiones bioestratigráficas.  Por último, las comarcas andinas patagónicas representan un ambiente  ideal para monitorear  las variaciones climáticas del Cuaternario. Poseen una variedad de comunidades de bosque y ambientes lacustres inmersos en paisajes glaciales, distribuidos a lo largo de gradientes latitudinales y  altitudinales, por lo que es clave para estudios relacionados con la reorganización del clima durante el Cuaternario, especialmente para testear la sincronicidad  intra e interhemisférica  y las principales forzantes de cambio climático en Sudamérica.

Las actividades realizadas por los investigadores de IDEAN serán, sin lugar a dudas, un motor para la formación de recursos humanos, no sólo para su introducción en el sistema científico a través de nuevos investigadores, sino para capacitar profesionales que se inserten en la actividad productiva. Por otra parte, se podrán capacitar profesionales que estén en ejercicio en empresas e instituciones abocadas al conocimiento de los recursos naturales, tanto como a la mitigación y evaluación de los desastres naturales y protección del medio ambiente. Este instituto espera radiar esa actividad hacia otros países andinos para propender a la capacitación de recursos humanos todo a lo largo de los Andes.